Hay cosas que a cada quien le encantan y punto. En ocasiones, es difícil reconocer como nació esa fascinación por ciertas cosas en particular, pero lo cierto es que ahí están y en algún momento irán a salir a flote. A mi me pasa con las letras capitales. No se en que momento empezó aquel gusto por dicho artilugio de la escritura pero siempre me ha encantado. Ver aquellos libros medievales con aquella letra inicial detalladamente adornada con tinta de diferentes colores y encabezando el texto, imponente y de gran tamaño en ocasiones, esa es su majestad: la letra capital.
Salterio de Maguncia. 1457 |
La llamada también letra capitular, posee muchos estilos. Desde motivos geométricos, zoomórficos o antropomórficos, con historias ilustradas en su interior y hasta de tamaño gigante que ocupan toda la página. Infinidad de textos clásicos poseen en sus páginas letras capitales y gran cantidad de libros impresos por Gutenberg hicieron uso de ella. Incluso, los computadores actuales cuentan dentro de las herramientas de los procesadores de texto con la opción de usar letras capitales, así que no son cosa del pasado. Lo cierto es, que por algún motivo especial y tengo que expresarlo nuevamente, me encantan dichas letras, y toda su imponencia y ornamentación figurativa, y para un proyecto inspirado en el arte, la historia de la medicina y la historia del hombre no podía faltar para mi gusto, el uso de letras capitales.
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